27 de agosto de 2007

Preguntas más frecuentes sobre los trastornos de ansiedad.

Ya hemos visto que el trastorno de ansiedad no es un solo cuadro sino que dentro de él se sitúan una variedad importante de trastornos.
Las preguntas más frecuentes que suelen aparecer son:

¿Cómo saber si lo que tengo es un trastorno de ansiedad?
Lo más adecuado es acudir al médico cuando notamos en nuestro cuerpo síntomas que se presentan y permanecen con nosotros y no existe una causa que pueda producirlos. El médico será el encargado de descartar cualquier problema fisiológico que pudiera explicar los síntomas que notamos por medio de pruebas médicas. Una vez haya descartado que no hay una causa física que explique dichos síntomas, será el que aportará la necesidad de tratamiento: acudiendo a un psiquiatra si son necesarios los fármacos para aliviar los síntomas y acudiendo a un psicólog@ para tratar el trastorno con una terapia psicológica.

¿Cómo se debe tratar los trastornos de ansiedad?
La terapia que está teniendo mejores resultados es un combinado de tratamiento farmacológico y terapia psicológica.
El paciente necesita calmar sus síntomas por medio de, normalmente, ansiolíticos que alivien su malestar pero también necesita entender qué le ocurre, qué puede hacer (además de tomar fármacos) y qué puede hacer para resolver el espiral de pensamientos negativos-miedo-síntomas de ansiedad en el que se ve inmerso. Esto se realiza por medio de una terapia psicológica que aune técnicas de relajación, información sobre el trastorno que padece y terapia cognitiva para trabajar toda la ideación negativa que ha generado el paciente.

¿Qué ocurriría si no se trata el trastorno de ansiedad?
Por lo general el trastorno de ansiedad si no se trata, tiende a hacerse el centro vital del paciente llegando a condicionar profundamente su vida. Imaginemos una persona que padece un trastorno de ansiedad con agorafobia, si este trastorno no es tratado, la persona que lo padece puede llegar a no poder salir de casa para nada, con todo lo que eso conlleva de problemas psicosociales (no poder trabajar, no poder tener relaciones sociales, no poder establecer una vida con autonomía...).

¿Una vez he tratado un trastorno de ansiedad, puede volver a aparecer?
La ansiedad es una respuesta natural ante los estresores de la vida. Así que si mi vida continúa de una forma normal, si, voy a volver a sentir ansiedad porque me van a ocurrir cosas que me van a estresar (viajes, bodas, mudanzas, despidos de trabajo, separaciones, cambios climáticos, etcétera). Esta ansiedad es normal y la padecemos todas las personas. La diferencia que puede ocurrir es que a las personas que han padecido un trastorno de ansiedad están más susceptibles al notar estos síntomas, les recuerda al trastorno. A veces, vale la pena tener sesiones de revisión, una vez al año, para examinar y refrescar lo tratado en terapia. También hay personas que no han necesitado de este tipo de revisiones y pueden seguir su vida teniendo el trastorno de ansiedad como algo del pasado, resuelto en su totalidad y que sólo forma parte de su memoria utilizando lo aprendido en aquel momento de crisis.

¿Cual es la edad más frecuente en la que se suele padecer los trastornos de ansiedad?
Desde nuestra infancia hasta el último momento de nuestras vidas estamos expuestos a padecer este tipo de trastornos. Nadie está libre, aunque hayan personas más propensas por tener un sistema nervioso lábil, sensible, y que reacciona exageradamente ante los estresores vitales. Pero todas las personas poseemos un sistema nervioso y este se puede 'excitar' debido a nuestra vida, a los estresores que padecemos.

¿Es hereditaria la predisposición a padecer un trastorno de ansiedad?
Es posible que exista una predisposición hereditaria pero si no se dan los estímulos ambientales necesarios, puede que no se desarrolle en la vida.
Lo que si debemos de tener en cuenta es que aprendemos de nuestros padres cómo enfrentarnos a la vida, a los problemas y como vivir las situaciones de tensión. Por lo que sí es posible que de una forma inconsciente vayamos aprendiendo patrones de comportamiento y pensamiento que puedan 'excitar' constantemente el sistema nervioso de tal forma que llegue, en el futuro, a desarrollar un trastorno de ansiedad. Pero esto no es algo matemático. Puede alguien padecer un trastorno de ansiedad y que en su familia no haya ningún otro miembro que lo padezca. Pero si se tiene una familia que nos enseñan lo 'peligroso' que es andar por la calle, o estar a solas....es más posible que se cree una ideación negativa sobre amenazas en el exterior de mi casa que, con el tiempo, es posible que de tanto alterar el sistema nervioso, llegue a propiciar un trastorno de ansiedad.

¿Por qué se suele presentar más en mujeres que en hombres?
No se puede afirmar algo tan rotundo dado que los hombres, culturalmente, están menos predispuestos a buscar ayuda para 'sus problemas' mientras que las mujeres no consideran ningún problema para su 'ego' buscar ayuda. Mostrar debilidad para las mujeres es algo que va casi unido a su género mientras que para los hombres mostrar debilidad es atentar contra su mandato de género. Aunque las cosas van cambiando a pasos de gigante.
También existe un sesgo profesional de pensar más en problemas psicológicos cuando una mujer acude a la consulta de un médico con síntomas sobre malestar mientras que esto no suele pensarse con tanta frecuencia cuando quien presenta esos síntomas es un hombre.

¿Cuánto tiempo necesitaré de tratamiento?
Esto depende de cada paciente. Cada persona tiene un ritmo para hablar con tranquilidad de sus miedos y enfrentarse a ellos. Y este ritmo hay que respetarlo. También depende del tiempo que esté sufriendo el trastorno. Será más costoso en la medida que lleve más tiempo pareciéndolo, teniendo en cuenta que más tiempo estamos hablando de años.
Pero una vez iniciado el tratamiento, y con el paso de algunos meses, la mejoría es notable.

¿Puede el trastorno de ansiedad producir otros trastornos?
El trastorno de ansiedad es un trastorno que suele acompañar a muchos otros trastornos psíquicos, por ejemplo los trastornos alimentarios. Pero que aparezcan síntomas de ansiedad no quiere decir que una persona que padezca un trastorno de ansiedad vaya a desarrollar otro tipo de trastornos psíquicos. Al igual que las enfermedades físicas, las enfermedades no se agravan transformándose en otras enfermedades más graves. Se agravan agudizando los síntomas y presentándose estos con más frecuencia.

18 de junio de 2007

Tipos de Ansiedad. El Trastorno Obsesivo Compulsivo.

5. EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO.
La persona que padece un trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) tiene un pensamiento, miedo y/o preocupación repetitiva que intenta superar por medio de la realización de una actividad ritual. Estos pensamientos repetitivos se les denomina obsesiones y las actividades ritualistas, se denominan compulsiones. Estos pensamientos son irracionales y grandes generadores de ansiedad. Las compulsiones nacen como un medio de aliviar dicha ansiedad. Cuando las obsesiones no reciben tratamiento, tienden a hacerse más frecuentes y los rituales, por lo tanto, aumentan su necesidad de realizarse, dado que la ansiedad también ha aumentado, de tal manera que llegan a interferir de manera considerable en las acitividades cotidianas, la vida familiar y las relaciones sociales. En la edad infantil, los pensamientos obsesivos y los rituales tienen un papel especial. Los pensamientos obsesivos ayudan a mantener la atención y los rituales se suelen realizar en conductas de aseo, comidas y protocolo de ir a dormir. Esto les ayuda a escalonar su ejecución y a tener mayor sensación de control y de entendimiento sobre el mundo que les rodea. Los rituales también se dan en la infancia en el desarrollo de los juegos. Cuando se va creciendo, en la adolescencia, se tiende a coleccionar objetos. Todo esto ayuda a socializarse, aprender a estar con los iguales y a aliviar la ansiedad que las nuevas situaciones les provocan. Esto se diferencia de los pensamientos obsesivos de un niño diagnosticado de TOC en que estos son pensamientos indeseados que provocan gran angustia y tienen que ver con propios miedos y los rituales interfieren en la vida, no la facilitan. Si bien puede aparecer este trastorno en la infancia, es más habitual que aparezca en la adolescencia.
Todas las personas en algún momento de nuestra vida podemos experimentar la presencia de pensamientos insidiosos y absurdos que aparecen sin que nuestra voluntad intervenga. Este no es el problema. De hecho muchas personas sanas tienen alguna conducta compulsiva sin que esta dificulte en lo más mínimo su vidam por ejemplo, comprobar varias veces que han cerrado la puerta de entrada, haber quitado el gas, etcétera. Lo importante es cómo nos sentimos y qué hacemos con dichos pensamientos. La mayoría descarta estos pensamientos como absurdos y no les da ningún crédito sobre el mensaje de los mismos. Una persona diagnostica de TOC se cree estos pensamientos como indicativos de alguna verdad ('si algo no ha ocurrido mis pensamientos me anuncian que ocurrirá') es más creen más en la veracidad de los pensamientos obsesivos que la veracidad de la realidad, de los hechos que desconfirman totalmente dichos pensamientos.
Las obsesiones se pueden agrupar según su contenido. Así podemos distinguir:
- Obsesiones de tipo agresivo: miedo a dañar a los suyos, miedo a dañarse a si mism@, miedo a decir palabras malsonantes, a insultar, a dañar a las personas, a cometer crímenes y/o delitos, etcétera.
-Obsesiones de contaminación: miedo a tocar objetos que puedan inocular virus/bacterias, miedo a contraer enfermedades, miedo a los gérmenes, miedo a la suciedad, miedo a las secreciones corporales, etcétera,
-Obsesiones de tipo sexual: miedo a ser homosexual, a ser un pedófilo, a cometer incesto, a hacer insinuaciones promiscuas a personas desconocidas, a tener pensamientos sexuales considerados perversos, etcétera.
- Obsesiones de otras categorías: necesidad de orden, colocación obsesiva de objetos, miedo a no saber hablar, moverse, pensar de forma correcta, etcétera.
Las compulsiones suelen tener que ver con las obsesiones, así si tengo miedo de dañar a los mios, intento que los objetos punzantes como tijeras, cuchillos, no estén a la vista, incluso se puede llegar a eliminar de la casa, si tengo miedo de contaminarme, la compulsión puede ser lavarme las manos frecuentemente, incluso llegar a utilizar alcohol para desinfectarlas mejor. Estas compulsiones alivian momentaneamente la angustia que provocan los pensamientos obsesivos, pero estos vuelven a aparecer por lo que hay que volver a realizar la compulsión, llegando a tal frecuencia que la vida normal se ve dificultada al máximo, pudiendo llegar a no poder realizarla porque las compulsiones ocupan mucho tiempo. Algunas veces las compulsiones son variadas y se deben realizar en un orden determinado para aliviar la ansiedad. Esto son lo que se llama rituales. Estos suelen durar muchos minutos (acercándose a veces a la hora de duración). Dado que son complejos y largos pueden darse errores, y cualquiera de ellos, por mínimo que sea, produce una necesidad de volver a iniciar el ritual.
El trastorno se instala debido a que las compulsiones nacen para aliviar la ansiedad que producen los pensamientos obsesivos pero dado que a estos se les ha dado credibilidad tienden a aumentar la frecuencia de aparición y la angustia que provocan no se ve muy aliviada por la compulsión por lo que esta se tiene que repetir varias veces para que se alivie, y cada vez será mayor el número de repeticiones. Esto crea problemas porque las compulsiones ocupan tanto tiempo que es difícil hacer vida normal.
Las personas diagnosticadas por TOC sufren mucho porque son capaces de ver lo absurdo de sus pensamientos y la poca lógica de sus rituales pero se ven atrapadas en la necesidad de hacerlos para intentar aliviar su ansiedad y no ven otra forma de hacerlo. Además sufren mucho porque la angustia que les producen los pensamientos obsesivos es muy elevada. Se sienten atrapados. Este trastorno, además, puede ir acompañando a otros, así podemos encontrar personas diagnosticadas de depresión y que presentan a la vez un TOC, o tener un trastorno de ansiedad con ataques de pánico y presentar también un TOC. También se da con frecuencia en las personas con trastonos de la conducta alimentaria.

26 de mayo de 2007

Tipos de ansiedad. La fobia social

4. FOBIA SOCIAL.
La fobia social es una fobia específica que por su relevancia se merece (y tiene) una etiquetación y comentario especial.
La fobia social se caracteriza por la aparición de síntomas de ansiedad en situaciones sociales, en situaciones que requieran la relación con otras personas. Estos suelen presentarse en situaciones como hablar en público, hacer alguna 'representación' en público (cantar, hacer alguna obra de teatro, etcétera). Es normal que se sienta cierto grado de ansiedad en estas situaciones pero cuando hablamos de fobia social, el grado de ansiedad es importante. La persona tiene miedo a que su comportamiento o actitud puedan ponerlo en una situación humillante y/o vergonzosa. También teme que sus síntomas de ansiedad sean visibles para quienes le rodean (sudoración excesiva, temblores, etcétera). Entonces las situaciones productoras de ansiedad suelen ampliarse: comer en público, utilizar los servicios, pedir en un restaurante (bar, cafetería...), entrar en un local que no conocen, etcétera.
Como en todas las fobias, dentro de esta también hay grados dependiendo del grado de imposibilidad que provoquen. Cuando la fobia social es generalizada estamos ante la de mayor grado: con esta fobia la persona experimenta ansiedad en todos los contactos que mantenga con cualquier persona que no sea de su grupo más íntimo y siempre que dichos contactos, aunque sean con personas de su grupo íntimo, se den en lugares que el sujeto no siente como propios (los cuales suelen reducirse a su propio domicilio y puede que el de algún familiar allegado y/o amig@). En todas las demás situaciones la ansiedad hace su aparición dejando a la persona con la sensación constante de poca habilidad y de poca gratificación por lo que irá evitando las situaciones que le obliguen a estar en contacto con otras personas, pudiendo llegar a mantener las mínimas relaciones sociales con lo que eso conlleva de agravamiento de la fobia. Incluso cuando los síntomas de ansiedad sean importantes el individuo sentirá la necesidad de detener la situación, deseando que termine de inmediato, incluso huyendo de la misma, teniendo una repuesta de huida. Así el individuo entra en un círculo vicioso: no tengo relaciones sociales porque tengo ansiedad, pero como algún encuentro social tengo porque vivo en un grupo (aunque sólo sea con vecinos o quien le vende el periódico...) estos encuentros le provocan una ansiedad muy elevada por lo que sigue reduciendo los contactos sociales a la mínima expresión quedando sólo aquellos encuentros que le son inevitables, pero teniendo una constante insatisfacción y malestar en dichas situaciones.
Estudios recientes hablan que sobre un 13% de la población ha sentido fobia social en algún momento de su vida. La fobia social suele presentarse en niños tímidos, aunque también puede aparecer por primera vez en la pubertad. Si no se trata tiende a ser determinante en las relaciones del sujeto llevándole a restringir al máximo sus relaciones y llevándole, incluso, a dejar de hacer actividades que le son de agrado por evitar el contacto con otras personas.

13 de mayo de 2007

Tipos de ansiedad. Las fobias

3. FOBIAS ESPECIFICAS.
Las fobias pueden ser e diversos tipos: fobia específica (en esta nos vamos a centrar, comentando también la Agorafobia) y la fobia social (de la que nos ocuparemos en otro momento).
Una fobia específica es un miedo a una situación o elemento. Las más comunes son a volar en avión, a la altura, los perros, los lugares cerrados, el agua, los túneles, los insectos, conducir por carretera, los puentes y la visión de sangre. La fobia es básicamente miedo y aunque el miedo es muy habitual y normal, cuando se convierte en fobia se vuelve un controlador vital. Los miedos, pese a ser irracionales, no suelen influir en la vida de la persona de forma marcada. Cuando hablamos de fobia, ésta llega a controlar y marcar todas las decisiones de la persona. Lo que hace que un miedo pase a ser fobia es:
- la sola idea de pensar en la situación temida genera síntomas de ansiedad, que pueden ser intensos (ansiedad anticipatoria)
- se intenta evitar, por todos los medios, el tener que permanecer en la situación temida (respuestas de huida)
- si la evitación es imposible, y se debe permanecer en ella, puede generar un ataque de pánico
- de esta manera, el miedo fóbico interfiere de forma notable en la vida de la persona que lo experimenta porque va a ser tenido en cuenta en todo lo que la persona deba hacer, decidir, experimentar
- se pensará en la gravedad de la fobia dependiendo de la intensidad de los síntomas de ansiedad que experimenta en la situación y de lo que interfiere en su vida diaria.
Se estima que es el trastorno de ansiedad más frecuente entre la población adulta pero que si no interfiere de forma notable la vida cotidiana, no se suele buscar ayuda para eliminar estos miedos irracionales.
Las personas que experimentan miedos fóbicos, son conscientes de que sus miedos son irracionales, que sus pensamientos negativos, son exagerados y faltos de lógica pero ante sus respuestas fisiológicas no pueden evitar caer en el 'circulo vicioso de la ansiedad' (comentado en otro apunte): "pienso (o estoy) en una situación temida, experimento síntomas fisiológicos de ansiedad, me provocan miedo (pienso que me voy a morir o caer o desmayar) y este miedo aumenta y agrava los síntomas de ansiedad. Como los síntomas van en aumento, sólo veo como posible solución el irme de la situación porque si permanezco en ella no sé donde puede terminar todo este malestar".
La Agorafobia tiene entidad propia por su prevalencia y la angustia que produce. Es el miedo que se experimenta ante situaciones donde nos sentimos atrapados y/o donde escaparnos sería difícil o embarazoso. Ante estas situaciones aparece la evitación total o la necesidad de estar con alguna 'persona de confianza' para que si ocurriera 'algo' (desmayarme, caerme, morirme...) pudiera socorrerme. Aunque muchas veces esta necesidad vuelve a ser poco lógica: la persona de confianza puede ser un niño pequeño y, en cambio, el sujeto tiene la certidumbre que acompañado por este niño, no va a pasarle nada (de una manera mágica). También suelen desaparecer los síntomas de ansiedad, casi de manera mágica, una vez se ha logrado salir de la situación temida y/o haber llegado a una 'zona de confianza' (que puede ser la propia casa o la casa de otras personas de confianza o llegar a sitio cubierto, una vez abandonada la calle, o entrar en un coche, etcétera). Y esto reafirma la huida como posible solución: "si me siento fatal en una situación y salgo de ella y me siento bien la solución es evitar estas situaciones y/o huir de ellas". El problema es que las situaciones a veces se parecen (un sitio pequeño y cerrado puede ser un ascensor, un coche, una habitación, un avion, un autobús...) y lo que empezó como una fobia a subir en ascensor, por ejemplo, puede ir generalizándose a otras situaciones que se le parezcan. Esto va a ir limitando la vida del individuo hasta sentir su vida totalmente constreñida por el miedo a experimentar ansiedad.

5 de abril de 2007

Tipos de ansiedad. Ansiedad generalizada

2. ANSIEDAD GENERALIZADA.
Cuando se padece ansiedad generalizada, esta aparece menos intensa que en una crisis de angustia pero es más persistente. No aparecen agudizaciones de los síntomas pero si hay un malestar general. Suelen aparecer síntomas como las palpitaciones, los problemas digestivos como la molestia en la 'boca del estómago', ganas frecuentes de orinar, dificultades para respirar, también para hablar y problemas de concentración (por lo que se dan ciertos olvidos o problemas para memorizar) etcétera.
Este tipo de ansiedad puede alternarse con los ataques de ansiedad por lo que entre crisis y crisis el malestar es menor pero no desaparece. Esto hace que cada vez que el sujeto experimenta algún síntoma que le atemoriza más que otros, desencadena una agudización de los síntomas que pueden llegar a la crisis de ansiedad. Además vive con angustia cualquier situación cotidiana: andar por la calle, montar en autobús, comprar en un hiper mercado etcétera, dado que nunca sabe donde podría aumentar su ansiedad y desencadenar una crisis.
Para diagnosticar a alguien de este tipo de ansiedad, hay unos criterios muy estrictos que se deben cumplir. El profesional deberá constatar que se cumplen esos criterios para hablar de ansiedad generalizada.

23 de marzo de 2007

Tipos de ansiedad. Crisis de angustia

Cuando una persona padece ansiedad, angustia, puede sufrirla de dos formas: o bien de una manera permanente o a ráfagas intercalándose con momentos de aparente normalidad.
Veamos los tipos de ansiedad con mayor detenimiento.

1. CRISIS DE ANGUSTIA (ATAQUES DE PÁNICO).
Es la aparición de ansiedad de forma repentina y en su nivel más elevado. No suele presentar síntomas previos, por lo que no hay manera de saber cuándo va a aparecer. Puede aparecer incluso durante el sueño, despertándose en plena crisis de angustia.
Estas crisis, el paciente, las vive como indicios de una muerte inminente. Su padecimiento se da a nivel físico con una serie de síntomas: palpitaciones, sudoración, respiración acelerada, presión en el pecho, sensación de ahogo, mareos, molestias digestivas y/o nauseas, aturdimiento, palidez, etcétera. La sensación de presión en el pecho, puede llegar a ser doloroso, notando un fuerte dolor en el pecho. También hay otro tipo de síntomas como el miedo a perder el control, a 'volverse loco', miedo a morir, desrealización, despersonalización y una sensación de extrañeza y de miedo muy intensas.
Las crisis suelen durar unos minutos aunque algunas veces duran algo más. Es tan intensa la sensación de peligro, sobre todo por las sensaciones que tiene de mal funcionamiento del corazón, que el paciente suele acudir a especialistas para buscar la causa de estas molestias, no quedandose tranquilo aunque el médico le verifique que su corazón funciona correctamente. Supone que algo tan intenso, con tanta carga de sufrimiento, es imposible que no tenga una correspondencia orgánica, que no tenga una enfermedad física grave detrás.

El temor a sentir ansiedad

Pese a que la respuesta de ansiedad es una respuesta común, normal, en nuestro organismo, a muchas personas sentirla les produce un temor especial. Cuando experimentamos esas sensaciones de respuesta de huida y/o ataque, nuestro cerebro busca insistentemente un peligro externo que explique dichas sensaciones (en las que las físicas son unas de ellas). Al no encontrar ninguna amenaza ni fuente de peligro, no lo entendemos el por qué de su aparición e interpretamos, entonces, que su presencia corresponde a un peligro físico inminente como podría ser: me estoy muriendo, va a darme algo (malo, desde luego), voy a perder el control, me voy a desmayar, etcétera. Es compresible el temor que se siente ante dichas interpretaciones de los síntomas que experimentamos y la imposibilidad de encontrar las causas que las provocan. A su vez este temor, que se traduce en miedo o pánico, va a generar más síntomas en nuestro sistema nervioso, por lo que va a producir más temor, creándose así una cadena: miedo, síntomas, miedo, síntomas.... Es lo que llamamos 'el círculo vicioso de la ansiedad'; círculo que se autroalimenta generando una escalada de síntomas hasta llegar, en algunos casos, al ataque de ansiedad (ataque de pánico, ataque de angustia).

Sería lógico preguntarse el por qué el sistema nervioso se activa y desarrolla esta respuesta de huida y/o lucha si no hay nada que realmente nos produzca temor o veamos como un peligro. Cuando, sin darnos cuenta, vivimos épocas de mayor estrés o tenemos estresores que acompañan nuestro día a día, esto puede activar el sistema hormonal aumentando la segregación de adrenalina, lo que va a provocar síntomas en el cuerpo teniendo en cuenta que aunque el estresor haya desaparecido, el organismo tardará algún tiempo en volver a encontrar el equilibrio, es decir, al desaparecer el estresor no desaparecen los síntomas de ansiedad al instante. Otro motivo por el que se pueden experimentar síntomas de ansiedad es por tener una respiración rápida, lo que va a provocar una hiper ventilación leve (a la cual nos hayamos acostumbrado) y la consecutiva producción de síntomas de ansiedad. Un tercer motivo es porque el cuerpo cambia y experimenta sensaciones. Al tener una vigilancia del cuerpo y de lo que se siente, estos cambio y sensaciones son tomados como indicios de algo más, con la consiguiente aprensión a notar cualquier cosa, lo que va a provocar miedo.

Por lo tanto, es imprescindible la información de cómo funciona nuestro sistema nervioso cuando se ha dado una respuesta de huida y tener claro que los síntomas que se experimentan son absolutamente inofensivos (aunque poco o nada agradables) y que si esto no lo tengo absolutamente claro, lo más probable es que el cuerpo aprenda que esos síntomas son en sí mismos una amenaza de peligro (al ser desagradable lo vivido, no quiero volverlo a sentir) por lo que va a volver a reproducir una respuesta de huida con el agravante que del cuerpo y de lo que se siente, no se puede escapar, entrando en el ya nombrado 'círculo vicioso de la ansiedad'.

9 de marzo de 2007

¿En qué consiste la respuesta de huida?

La ansiedad es una respuesta de nuestro organismo ante situaciones de peligro y amenaza. La forma que tiene nuestro cuerpo para prepararse para responder ante ese 'ataque' es activando el sistema nervioso.
El sistema nervioso tiene dos partes: el sistema nervioso simpático y el parasimpático. El primero, el simpático, es el encargado de poner en marcha todos los dispositivos que poseemos para hacer una rápida respuesta de huida (o de ataque, si así fuera preciso). Así aumenta el ritmo cardiaco para conseguir aumentar el caudal sanguíneo y llevar más oxigeno a las zonas que van a entrar en acción: nuestros músculos. Va a acelerar nuestra respiración para aumentar la cantidad de oxigeno en sangre, dilatando ciertos vasos y dejando sin tanto flujo sanguíneo ciertas zonas que no van a entrar en acción: nuestra piel (siendo además una forma de protección porque si realmente fuéramos agredid@s, al tener menor flujo de sangre, nuestras heridas sangrarían mucho menos) y nuestros dedos (por ello somos menos conscientes del dolor o de habernos herido) lo que provoca cierto hormigueo en estas zonas. Al aumentar nuestra respiración y oxigenar ciertos músculos, vamos a sentir una sensación de ahogo e incluso cierta presión en el pecho a la vez que cierta sensación de mareo, visión borrosa, confusión y oleadas de calor. Aunque muy molestas, ninguna de ellas es expresión de nada grave. También aparecen otras sensaciones que provocan menor alarma: sudoración, dilatación de las pupilas, sensación de calor, nauseas, estreñimiento, etcétera. Es decir, para realizar una respuesta de ataque y/o huida, nuestro organismo se prepara en su totalidad.
Fisiologicamente también se dan unos cambios: las glándulas suprarrenales (situadas en los riñones) segregan gran cantidad de adrenalina y noradrenalina para que son los mensajeros químicos encargados de activar y mandar el mensaje a todo el cuerpo.
Una vez el cuerpo se ha activado, hay dos formas de volver a la calma:
1) Estos agentes químicos son destruidos porque ya no son necesarios.
2) Se activa el sistema nervioso parasimpático el cual tiene efectos contrarios al simpático. Es el encargado de la respuesta de relajación y calma.
En ambos casos el cuerpo requiere de cierto tiempo para recuperar el equilibrio y la sensación de bienestar (aunque la sensación también sea de cansancio y fatiga por toda la energía y actividad realizada durante la respuesta de ataque/huida) pero es importante recordar que la ansiedad, todas las sensaciones que tiene, no pueden eternizarse ni llegar a límites dañinos para el organismo. El parasimpático es un regulador del simpático para que éste no se extralimite y fabrique una respuesta tan intensa que fuera lesiva para el cuerpo. Así pues, aunque la ansiedad tiene unas sensaciones desagradables, hay que saber que tienen final y un final sin consecuencias a tener en cuenta.

Grupos de estresores

Se podría hablar de distintos grupos de situaciones capaces de activar nuestro sistema nervioso, es decir, capaces de producir en nuestro cuerpo una respuesta de huida, de ansiedad. Nos centraremos sólo en los estresores negativos, es decir, cambios o situaciones que etiquetamos como negativos.

Un primer grupo lo formarían aquellas situaciones que a toda la humanidad le provocan una parecida respuesta de huida y el no tenerla, implicaría poner nuestra vida en peligro. En este grupo estaría el fuego, los animales salvajes, etcétera.

Un segundo grupo serían aquellas situaciones que en nuestra cultura sabemos que son peligrosas y que ponen en peligro nuestra integridad física y/o psíquica. Por ejemplo oír un chirriar de ruedas (un frenazo), ver cerca de nosotr@s una persona con un arma en las manos, etcétera.

Un tercer grupo lo formarían aquellas situaciones que ponen en peligro mi integridad física, pero sólo a mi. Si tengo alergia a las picaduras de abejas con posibilidad de sufrir un choque anafiláctico, cuando vea una de ellas, mi respuesta va a ser de huida.

El cuarto grupo lo formarían aquellas situaciones que pese a que objetivamente no ponen en riesgo mi vida ni mi integridad física y/o psíquica, las vivo como amenazantes, mi sistema nervioso se activa y su respuesta es de huida como si de ello dependiera mi vida. Este es el grupo de miedos irracionales. No somos conscientes de cómo engrosamos esta lista pero el hecho es que puede incrementarse con nuestros temores e ideas negativas que nos causan miedo. Este grupo debe ser lo más reducido posible y mejor si es inexistente para que en nuestra vida las elecciones y opciones sean tomadas con libertad y desde el 'quiero' y no mediatizadas por nuestros miedos y por nuestros 'no puedo'.

Muchas investigaciones al estudiar los estresores los dividen en físicos, sociales y psicológicos. Los físicos serían el ruido, las toxinas y cualquier sustancia que realiza un impacto en nuestro organismo. A no ser que sea muy severo, el organismo puede adaptarse bien a este tipo de estresores. Los sociales provienen de nuestra interacción con las personas de nuestro entorno. Los conflictos con los demás suelen ser fuente constante de estrés pero al ser externos, suelen estar bastante bien controlados. En cambio los estresores psicológicos están en nuestro interior y comprenden todas las emociones como el miedo, la ansiedad, la autocompasión, los celos, etcétera. Estos sentimientos internos son grandes estresores y cuando se cronifican o intensifican, suelen ser más dañinos que los estresores físicos. La activación emocional es una forma muy lesiva de estrés. Ante ella, nuestro organismo se prepara o bien para luchar o bien para huir, como lo hace con cualquier estresor.

Aunque muchos estresores son incontrolables, no cabe duda que podemos ejercer bastante control sobre nuestra interpretación, nuestra forma de pensar aquellas situaciones que vivimos, por lo tanto, podemos ejercer cierto control sobre nuestra activación emocional, aliviando a nuestro cuerpo su respuesta ante el estrés.

1 de marzo de 2007

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta compleja de nuestro organismo ante un estimulo, un estresor o una situación. Es una respuesta habitual y normal dado que es el esfuerzo que realiza nuestro cuerpo ante cualquier cambio o demanda de nuestro ambiente. No sólo aparece cuando lo que sucede es negativo, sino que también aparece cuando esos cambios de nuestra vida son etiquetados y sentidos por nosotr@s como positivos. Así son denominados estresores, por ejemplo, el matrimonio, los viajes, los cambios de domicilio, los cambios de trabajo, el nacimiento de hij@s, etcétera; también lo son los accidentes, las enfermedades, las situaciones de violencia, etcétera.
En una situación estresante el organismo lo primero que hace es presentar una respuesta de alarma. Si la situación continúa se pasa a una fase de adaptación en la que el organismo reorganiza el nivel de trabajo del sistema hormonal y del sistema nervioso. Si se prolonga excesivamente en el tiempo la situación estresante, el organismo entra en una caída, una ruptura del equilibrio, y por lo tanto pierde la flexivilidad a la hora de responder. Es decir, puede quedarse constantemente en la respuesta de alarma o ésta ser la respuesta casi habitual, y con intensidad, a cualquiera de los pequeños cambios cotidianos de la vida de una persona.
Por lo que nuestra meta no debe ser eliminar el estrés de nuestras vidas. Sería algo imposible. Sino llegar a tener un control adecuado del mismo.
Hay que recordar que el estrés no sólo viene del ambiente. También viene de nuestro propio cuerpo y de nuestros pensamientos. Esta última debe ser nuestra meta a la hora de controlar el estrés.

24 de febrero de 2007

Diferencia entre psiquiatra y psicólog@

Esta es una de las dudas más habituales y no por habitual es conocida la diferencia por todo el mundo.
La psiquiatría es una rama de la medicina, por lo que tod@s l@s psiquiatras son médic@s especializad@s en psiquiatría, es decir, especializad@s en los trastornos y enfermedades mentales. La psicología no trabaja desde la medicina, sino que por medio de técnicas, nunca de fármacos, se intenta aliviar el dolor que supone padecer un trastorno emocional. Aunque de vez en cuando aparece por la consulta psicológica alguien que padece una enfermedad mental, estos son pacientes que suelen acudir más a la psiquiatría para mitigar su dolencia por medio de fármacos.
Así pues, aunque ambas especialidades trabajemos con el mismo grupo de pacientes, lo hacemos con terapias diferentes.